Casi dos de cada tres inmigrantes que atravesaron la región del Darién en los primeros cuatro meses del año eran venezolanos, develó el fin de semana un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados que muestra que los habitantes del país petrolero siguen dispuestos a desafiar los peligros de la selva para llegar a Estados Unidos.
El estudio muestra que 88,650 venezolanos ingresaron a Panamá por la selvática región fronteriza con Colombia durante el período comprendido entre enero y abril. La cifra representa el 64% del número total de inmigrantes que fueron detectados durante el período.
A pesar de ser considerada como una de las selvas más peligrosas del mundo, Darién se ha convertido en un puente para miles de refugiados trasladándose desde Colombia hasta Panamá. Además de los venezolanos, el paso también es frecuentado por inmigrantes provenientes de Ecuador, Haití y Colombia, así como de países de África y del sur de Asia.
Después de Venezuela, Ecuador fue el país que ocupó el segundo lugar, con 10,653 de sus habitantes atravesando por la zona durante el período, para abarcar un 8% del total. El país andino fue seguido por Haití, con 8,990 (6%), Colombia con 8,865 (6%) y China, con 8,660 (6%)
Según estadísticas publicadas por el Servicio Nacional de Migración de Panamá, más de 900,000 personas cruzaron por la zona en los últimos dos años.
La mitad de los venezolanos entrevistados por la ONU dijo que habían estado viviendo en el país petrolero antes de emprender el recorrido migratorio. La otra mitad dijo que habían estado residiendo en otros países, con el mayor número de ellos señalando que estaban en Colombia, Perú y Ecuador.
Los entrevistados describieron la incursión por la selva como una travesía de alto riesgo. Tomando en promedio cerca de cuatro días de realizar, y tres de cada cinco personas consultadas dijeron que experimentaron maltratos y abusos durante el recorrido.
Del total, un 56% dijo haber sido víctima de robos o de fraude durante su paso por la selva, mientras que un 38% dijo haber recibido amenazas, ataques o actitudes intimidatorias durante el recorrido.
Aun cuando el 79% de los entrevistados dijo que le pagaron a alguien para que les guiará en el recorrido, la gran mayoría dijo haber sentido miedo durante la travesía.
El temor a ser víctimas de ataques, caídas o ahogamientos predominó en la mente del 69% de los encuestados, al tiempo que el 48% dijo haber temido que no contaba con suficiente dinero para cubrir las necesidades y un 38% confesó haber temido la posibilidad de perderse en la selva.
Un 22% dijo que los temores fueron alimentados en parte por la observación de cadáveres durante el recorrido.
Las cifras brindadas por la ONU confirman que los venezolanos continúan saliendo de su país de origen aún cuando más de 7.7 millones de ellos ya lo habían hecho en años recientes.
La gran mayoría de los venezolanos que se han visto obligados a salir del país lo han hecho para escapar de lo que ha sido descrito como una de las mayores crisis humanitarias de la región, situación que ha impulsado a muchos de ellos a cruzar la porosa frontera con Colombia para luego dirigirse hacía otros países latinoamericanos.
Venezuela se ha encontrado inmersa en una abismal contracción económica de efectos mucho mayores que lo que sufrió Estados Unidos durante la Gran Depresión.
Entre el 2013, año en que Nicolas Maduro tomó las riendas del poder, y el 2019, la economía del país se contrajo en más de 63%, según datos del Fondo Monetario Internacional. Años de mala administración y corrupción, aunado al colapso de los precios del petróleo, empujaron a Venezuela a una vertiginosa espiral de hiperinflación que ha dejado a los salarios sin valor.
Aun cuando el tamaño del flujo migratorio venezolano ha disminuido a lo largo de los últimos meses, encuestas recientes advierten que millones de venezolanos que aún permanecen en Venezuela podrían considerar migrar a otros lugares si Maduro se declara en julio ganador de los comicios presidenciales.
El Nuevo Herald