Durante la toma de posesión de Luis Caldera como gobernador del estado Zulia, Nicolás Maduro, denunció la existencia de un «plan de Estados Unidos para derrocar» a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, asegurando que la operación está siendo «dirigida por el Secretario de Estado de EE.UU. Marco Rubio».
Según Maduro, esta supuesta conspiración busca desestabilizar el gobierno de Petro en Colombia, aunque no proporcionó detalles específicos ni pruebas sobre la naturaleza del plan o las acciones que se estarían llevando a cabo.
La acusación se enmarca en un contexto de constantes denuncias por parte del gobierno venezolano sobre «supuestos complots para desestabilizar su propio mandato, a menudo atribuidos a intereses externos y figuras políticas estadounidenses».
El senador republicano Marco Rubio, a quien Maduro señala directamente, ha sido una voz crítica de la administración de Gustavo Petro en Colombia, especialmente en lo que respecta a su enfoque en la seguridad, la política de «paz total» y las relaciones con el Gobierno venezolano.
Rubio ha expresado en diversas ocasiones su preocupación por lo que considera un debilitamiento de la democracia en Colombia y una cercanía indebida con el gobierno de Maduro.
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