Venezuela necesitaría entre 80 mil millones y 90 mil millones de dólares para recuperar su producción petrolera y llevarla nuevamente a niveles de tres millones de barriles diarios. Pero esa inversión, mayoritariamente privada, no llegará sin cambios profundos en el entorno institucional, regulatorio y fiscal.
Así lo advirtió Francisco Monaldi, director del Latin America Energy Program del Baker Institute, durante su intervención en la 81° Asamblea Anual de Fedecámaras en Carabobo.
Según explicó, Venezuela es el país con mayor potencial en hidrocarburos para la industria petrolera de la región: tiene la mayor base de recursos, muy bajos riesgos geológicos, pero enfrenta una infraestructura deteriorada y una producción limitada por la falta de incentivos para la inversión.
“El problema no está en el subsuelo, sino en la superficie”, dijo, al señalar que los obstáculos son principalmente institucionales, y no técnicos.
Una oportunidad que se acorta en la industria petrolera
Monaldi subrayó que América Latina tiene una ventana de oportunidad de entre una y dos décadas para desarrollar su potencial en la industria petrolera. Sin embargo, los riesgos de que esa ventana se cierre pronto son cada vez mayores si los países no toman decisiones urgentes para atraer inversiones y aumentar la producción.
Desde 2007, la demanda energética ha crecido más rápido que la oferta en los países en desarrollo, lo que convierte al petróleo y al gas natural en recursos estratégicos para el crecimiento.
Pero mientras en Estados Unidos y Canadá el alza de precios entre 2003 y 2014 incentivó un auge productivo, en América Latina esa bonanza no se tradujo en mayor actividad. “Eso está empezando a cambiar, pero muy lentamente”, explicó Monaldi.
Venezuela y la paradoja del potencial
En el caso venezolano, la situación de la industria petrolera es aún más compleja. Aunque cuenta con vastas reservas, sus crudos son pesados, con alta intensidad de emisiones de carbono, y el país enfrenta un problema estructural de quema de gas natural. Además, los marcos regulatorios actuales no ofrecen seguridad jurídica ni condiciones competitivas para atraer grandes inversiones privadas.
“Se necesitan incentivos para que las empresas estatales sean rentables y puedan invertir de forma sostenible”, indicó. También señaló que la mayor parte de la recuperación debe venir de alianzas con el sector privado, no solo para financiar la producción, sino también para modernizar la infraestructura, mejorar las condiciones ambientales y formar talento humano.
El mercado en 2025-2026 y el rol latinoamericano
En el mundo se proyecta que para 2025-2026 la producción de países no OPEP+ como Estados Unidos, Canadá, Brasil y Guyana cubrirá el aumento de la demanda de la industria petrolera. En paralelo, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos han decidido incrementar su producción para ganar mercado, disciplinar a otros miembros de la OPEP e incluso responder a presiones políticas internacionales.
En ese escenario, América Latina aún tiene una oportunidad para insertarse, pero debe actuar con rapidez. “Los recursos están, pero sin reformas institucionales no habrá inversión”, dijo Monaldi.
El Carabobeño