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| Un cartel de Nicolás Maduro y una barricada antitanque en Caracas, el 28 de octubre. |
Mientras Donald Trump intensifica su ofensiva contra Venezuela, los gobiernos fragmentados de la región no logran acordar una respuesta conjunta para contenerlo.
Los llamados del presidente Nicolás Maduro a la solidaridad latinoamericana han caído en gran medida en saco roto, y una nueva encuesta muestra que un número significativo de personas en la región incluso ve la intervención militar de Estados Unidos como la mejor opción para restaurar la democracia venezolana.
Esto contrasta con lo ocurrido en 2018, cuando la crisis de refugiados venezolanos estaba en su punto máximo y los gobiernos de América Latina y el Caribe dejaron de lado sus diferencias ideológicas para coordinar una respuesta común.
Brasil y Colombia, dos actores clave que el año pasado se unieron para mediar con Maduro, ahora adoptan posturas muy distintas mientras Estados Unidos envía barcos y aviones al sur del Caribe en lo que asegura son esfuerzos para combatir el narcotráfico. Mientras las críticas del líder colombiano Gustavo Petro han agudizado las tensiones entre Washington y Bogotá, Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil ha adoptado un tono más diplomático al intentar convencer a Trump de reducir los aranceles de 50% impuestos a muchos de los productos de su país.
Lula se distanció de Maduro tras las elecciones del año pasado en Venezuela y nunca reconoció su victoria en unos comicios ampliamente considerados fraudulentos. Advirtió a Trump que un conflicto con Venezuela sería devastador para la región y se ofreció a mediar, pero subrayó que no ha hablado con Maduro desde el año pasado.
El presidente colombiano se ha negado a condenar a Maduro y ha seguido dialogando con Caracas en temas como comercio, seguridad y energía. También ha sido más contundente en sus críticas a las acciones de Trump, y su tono combativo lo convirtió en blanco de sanciones de Estados Unidos.
“La fragmentación latinoamericana es central en la estrategia de Trump”, dijo Carlos Gustavo Poggio, politólogo especializado en relaciones entre Estados Unidos y América Latina. “Estamos todos por nuestra cuenta, y su estrategia es dividir y conquistar”.
A los líderes regionales no les ayuda que una parte significativa de sus votantes tenga una visión positiva de la política de Trump hacia Venezuela. Una encuesta de AtlasIntel para Bloomberg News reveló que 39% de los consultados considera que el presidente estadounidense está “muy comprometido” con llevar libertad a Venezuela, frente a 17% para Lula y 16% para Petro. Además, los encuestados creen que una intervención de Estados Unidos ofrece más posibilidades de éxito para restaurar la democracia en Venezuela que las negociaciones diplomáticas o las protestas sociales.
El sondeo, realizado entre el 22 y el 28 de octubre a 6.757 personas, tiene un margen de error de un punto porcentual y fue llevado a cabo en toda la región, así como entre latinoamericanos residentes en Estados Unidos y Canadá.
Relaciones con EE.UU.
Lula intenta evitar un enfrentamiento tanto con Venezuela como con Estados Unidos antes de que estalle un conflicto total, según diplomáticos brasileños que pidieron el anonimato. Una guerra en Venezuela sería mucho más devastadora para Colombia, que acoge a millones de venezolanos y comparte una frontera más integrada con su vecino. Esto podría explicar la postura más enfática de Petro, dijo uno de ellos.
Otros líderes de izquierda en la región, como la mexicana Claudia Sheinbaum y el chileno Gabriel Boric, han manifestado su oposición a una invasión estadounidense de Venezuela, pero, al igual que Lula, han evitado declaraciones que pongan en riesgo su relación con Washington. Con mandatarios como Sheinbaum y Lula centrados en las negociaciones comerciales con Estados Unidos, Argentina lidiando con una crisis económica y Boric enfocado en las elecciones internas, Trump se beneficia de su atención fragmentada.
“Los líderes latinoamericanos pueden denunciar la injerencia estadounidense en la región, pero pocos se inclinarían a unirse en defensa de lo que, al fin y al cabo, es una dictadura infame”, dijo Jimena Zuñiga, analista de geoeconomía latinoamericana en Bloomberg Economics. “Tampoco ayuda que muchos tengan negociaciones abiertas con Trump, y algunos, como Argentina y México, mantengan excelentes relaciones con él que probablemente no quieran comprometer”.
El gobierno de Maduro esperaba que los ataques más recientes de Estados Unidos despertaran simpatía regional y quizá acercaran a Lula y Petro en torno al tema, dijo una persona cercana al gobierno que pidió el anonimato.
Petro, quien se prepara para albergar una cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y sus pares de la Unión Europea este mes, podría intentar llevar la crisis venezolana a la mesa cuando se reúnan en Santa Marta, en la costa caribeña de Colombia. Si logrará que los participantes acuerden una declaración conjunta o medidas concretas es otra historia. En 2023, ambos bloques chocaron por un comunicado sobre la guerra en Ucrania.
Con los países centrados en resolver crisis como las de Venezuela, pero también las de Ucrania y Gaza, se limita su capacidad para cooperar en otros temas, como desarrollo, finanzas y medio ambiente, dijo Celso Amorim, principal asesor de política exterior de Lula.
“Todo esto nos quita energía, nuestra capacidad de pensar cosas nuevas”, afirmó Amorim esta semana en el Foro de la Paz de París.
©2025 Bloomberg L.P.

