La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) expresó su profundo pesar por el fallecimiento de monseñor Mario del Valle Moronta Rodríguez, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal, ocurrido el lunes 4 de agosto.
En un comunicado difundido este lunes, la CEV resaltó que Moronta fue un “incansable pastor al servicio de la Iglesia en Venezuela”, cuya vida estuvo marcada por “la firme defensa de los valores evangélicos y su compromiso fiel con el pueblo tachirense y venezolano”.
El mensaje fue emitido en nombre de los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que integran la Iglesia católica en el país, quienes manifestaron su comunión de fe y dolor ante la partida del obispo emérito. También se subrayó el legado de cercanía pastoral que Moronta dejó en la vida de innumerables personas.
Oraciones y solidaridad por el fallecimiento de Moronta
La CEV elevó oraciones para que el Señor reciba a su “fiel siervo en su Reino” y lo acoja bajo el manto de la Virgen María. Además, extendió sus condolencias a la Diócesis de San Cristóbal, familiares, amigos y fieles que lloran su pérdida.
“Que el Señor de la Vida nos fortalezca en este momento de duelo”, concluye el comunicado, en el que la institución eclesial reconoció el testimonio de vida de Moronta como guía espiritual y figura relevante de la Iglesia venezolana.
La figura de Moronta es ampliamente respetada en la historia reciente de la Iglesia en Venezuela. Fue ordenado sacerdote en 1970 y consagrado obispo en 1992 por el papa Juan Pablo II. Sirvió primero como obispo auxiliar de Caracas, luego como obispo de Los Teques y desde el año 1999 hasta su jubilación en 2023 fue pastor de la Diócesis de San Cristóbal, donde dejó una huella imborrable.
Durante décadas, Moronta se destacó por su capacidad de acompañar al pueblo en momentos difíciles, por su palabra firme en defensa de los derechos humanos y su cercanía con comunidades vulnerables, especialmente en la frontera venezolana. Desde el púlpito y a través de sus escritos, denunció injusticias sociales, clamó por el respeto a la dignidad humana y promovió una Iglesia comprometida con la realidad del país.
El Carabobeño